viernes, 24 de febrero de 2012

Varelita por Leo Masliah

Varelita todos los días venía al trabajo con la misma camisa, y los demás nos la pasábamos especulando sobre la geología de las capas de mugre que debía tener. A veces no aguantábamos mas y le decíamos que era un sucio y que nos daba asco. El nos contestaba que si, que era un sucio, pero no por lo que nosotros pensábamos, y que además no tenía mas remedio que serlo, por razones que a nosotros nos costaría mucho comprender. Pero nosotros seguíamos acosándolo periódicamente, y hasta llegamos a regalarle una camisa para su cumpleaños; sin embargo nunca llego a usarla. Cuando se la dimos, al principio se puso contento, pero al mirarla con detenimiento empezó a llorar a moco tendido, mientras le sacaba los alfileres. Después se fue y se llevó la camisa, pero ni al otro día ni nunca se la vimos puesta: siguió viniendo con la misma camisa de siempre.
                   Hasta que un día vimos entrar a un tipo que traía puesta la camisa de Varelita, y nos saludó a todos como si nos conociera de siempre. Nosotros le preguntamos quien era y que hacía con
la camisa de Varelita, y él nos contestó que, en un ataque de pulcritud, había decidido mandar el otro cuerpo a lavar. Recién entonces comprendimos que Varelita era la camisa, y no el cuerpo que llevaba adentro.